Hace apenas unas horas que alcanzamos el cien por ciento del
objetivo del crowdfunding de mi nueva novela, “Nacemos muertos”, y a pesar de
que le quedan aun 23 días, les escribo porque no quiero que esto que siento
ahora y que es tan especial, se diluya en el tiempo.
No muchas personas conocían este método colectivo de
financiamiento, cuando hace 22 días iniciamos el proceso; todo era aun
incierto, muy inicerto. Cualquier cosa podía suceder. Podía ser que la gente lo
encontrara muy confuso; que desconfiara; que no le interesara el tema de la
novela, o que se entusiarmaran con la idea; esa era mi esperanza.
Yo sabía que estaba corriendo el riesgo de hacer el
ridículo, de exponerme al desaire o a la incomprensión, pero había que hacerlo.
¿Por qué? Porque tenía al alcance de mis dedos, el mundo entero, al menos "mi"
mundo entero. Sí, el internet, y muy especialmente, las redes sociales, a las cuales
entré no hace demasiado tiempo, me habían abierto una ventana colosal.
Sé que mi caso en el facebook es raro. Por lo general, yo
estoy siempre delante de la computadora, y no me comunico con mis amigos por
facebook, sino por mail. Pero sabía que las redes sociales son una herramienta
importante de comunicación con los lectores y la gente interesada en los mismos
temas y problemas del mundo que yo, aunque no nos conozcamos personalmente.
Durante el último año, empecé a postear sobre aquellos noticias puntuales que me llenaban de indignación o de asombro. Y cuál
fue mi sorpresa que inmediatamente, los amigos de facebook, para entonces, alrededor de 5000 (cifra a la que llegué quizá por ser conocida de mi época como
actriz) comenzaron a responder en el muro, a expresar sus ideas, a enojarse, a
emocionarse, a discutir. En algún post llegaron a sumarse hasta más de 400
comentarios.
Para mí fue como entrar a otra dimensión. Me podía
comunicar con el mundo entero, y muy especialmente, con mis compatriotas, en
tiempo real. En esas conversaciones pude entender mucho de lo que nos estaba
pasando a nosotros los mexicanos. Pero eran (y son) tan intensos y descarnados
los comentarios y discusiones que, por seguridad de los participantes, suelo borrar la
mayoría de ellos al agotar el tema, después de pasadas unas horas. Como una
catarsis, en mi muro, todos nos expresamos sin cortapisas, a veces con los
ánimos caldeados, lo cual me parece perfecto, y luego, con un teclazo,
adios a quienes quisieran espiarnos. Claro que no soy tan ingenua, y los “malos”
habrán tomado notas, snapshots y demás, pero al menos tenían que darse prisa.
Así fui construyendo una familia paralela en el facebook,
(porque el twitter no me gusta demasiado para esta dinámica), con la que
comparto temas, intereses, ideas. Algunos amigos llegan y se van; otros se
quedan; yo, voy a otros sitios, y al final, estamos conectados. ¡Qué cosa más
importante!
¿Cómo pasar por alto una herramienta tan increíble como
ésta para mi novela más personal, “Nacemos muertos” ? Yo quería que llegara a
quien debía llegar, a la gente cercana a mi forma de ver la realidad. Escribí “Nacemos muertos” casi como una
catarsis por la angustia que me provoca la violencia que estamos viviendo en
México, pero sobre todo, por lo que significa para las personas con nombre y
apellido, con hijos, maridos, esposas y amigos victimizados en esta locura que
vivimos.
La primera noticia que tuve del crowdfunding fue en
septiembre, cuando mi marido Alberto López Aroca, escritor español, se enteró
por un amigo suyo del crowdfunding como modalidad de financiación. A los pocos
minutos, estaba decidido, él haría un crowdfunding de una novela suya cuyo
título ya circulaba con gran expectación, “Charlie Marlow y la rata gigante deSumatra”. Fue un éxito y sigue a la venta en su sitio; y después, en enero,
vino un segundo crowdfunding, “Los Náufragos de Venus”, otra vez exitoso y que
está por entregarse.
No había mucho que pensar, “Nacemos muertos” por ser mi
novela más personal, una novela que habla sobre nosotros y nuestros problemas, era
carne de crowdfunding y así, previo anuncio en las redes para explicar lo que
era ese término tan gabacho, y recibir el sí de Rius, que me cedía una ilustración, el 28 de abril me tiré sin paracaidas y lancé al
ruedo “Nacemos muertos” . “¡A ver qué pasa!”.
Suspenso total. Cualquier cosa podía suceder. Pero cuál fue
mi sorpresa cuando el primer día, al momento del arranque, ideame, la
plataforma que había contratado como puente de pago y que facilita el trabajo
del contador, (pues sólo para eso sirven las plataformas), me dejó colgada de
la brocha, pues no se podía pagar. Así de simple. Ya había tenido problemas
graves con ellos hasta para subir el proyecto, pero esto ya fue el colmo, y
encima, me respondieron que era domingo y que ellos estaban descansando. Así
que, Alberto, que es más listo y decidido que nadie, me dijo: “Tranquila, vamos
a hacer la plataforma en el blog de “Nacemos muertos”, y en cuatro horas, horas
terrible por la tensión, lo tuvo listo.
Yo pensé: “Ahora sí, me van a mandar a volar”. “No se van a
fiar de que esto es un proyecto serio”. Al contrario. TODOS me dieron ánimos
para enfrentar el temporal, que era grave. TODOS.
Eso ya empezó a darme indicios de lo que sería este
crowdfunding. Las personas respondemos al auxilio o a la comprensión de manera
abrumadoramente mayoritaria. Parece una tontería que alguien a muchos
kilómetros de distancia te escriba: “Tranquilo”, y te tranquilices, y cuando
alguien te escribe: “Felicidades, vas bien”, realmente te aliente. Pero así es.
¡Qué gran diferencia con mis dos novelas anteriores
publicadas por dos de las más grandes editoriales! No porque tuviera ningún
problema con ellas, sino porque la experiencia es completamente diferente. ¿Por
qué? Porque han pasado 22 días y cientos de amigos han compartidos, difundido
entre sus conocidos y aportado directamente al crowdfunding y esto sí hace una
diferencia.
No es lo mismo ver cómo tu libro se vende en una librería, a
que sean los lectores quienes lo financien, lo defiendan y lo compartan, aun
antes de que exista o de leerlo. Es no sólo emotivo, sino de una trascendencia
inconmensurable.
Siempre he defendido que el estado de cosas debe cambiar; ahora
empezamos a tener los medios reales para cambiarlas.
Este mecanismo de edición es una pequeña parte, síntoma o
expresión de ese cambio, pero lo trascendente es que por ese espíritu, por ese
camino, es por donde pueden cambiar las cosas para que funcionen y sean para
nosotros, para todos.
Hoy es un libro por crowdfunding; mañana, un hospital
colectivo, una escuela; lo que decidamos, no lo que nos impongan, ni un
consorcio comercial ni una autoridad, ni nadie.
Cada aportación nueva, muchas veces, muchas, de personas
con las que no he tenido contacto alguno, me ha llenado de emoción y de alegría.
Me conmueve profundamente, porque pienso que otros modos de hacer realidad las
cosas es posible, y no sólo deseo infundado.
A todos ustedes que fueron los 112 mecenas que se arriegaron conmigo y
apostaron por esta aventura, mi agradeciemiento siempre. Será un gran
honor enviarles “Nacemos muertos”, novela que ustedes han hecho posible.
Alma Neri Chapa
Salvatore Mosselli
Ilka María Campos
Rodolfo Santos Dávila
Roger García
Ana Luisa Ortiz
Alberto López Aroca
Claudia Wenzel
Eduardo Lamazón
Mario Oliva
Rafael Millán Rocha
Rosario Rodríguez Mata
Wendy Gallardo Roth
Ramiro Vázquez Veloz
Ana M. Aragonés
Kiki Lei
José Israel Velarde Villegas
OAM082075
Sandra Grave
Beatriz Molina Hernández
Andrés Aullet
Gina Archo Vargas
Francisco Agraz Martínez
Alberto Pérez Schoelly
Francisco Gallego Aredondo
Julio César Gerónimo Oseguera
Iván Antonio Medina Luna
María González Albo
Mauro García
José Antonio Pérez Becerril
Víctor Hugo Borja
Antonio López Quiles
Luis Mario Corzo
Jorge Botello Juárez
Denis Herrera
Irene Arriola
Antonieta Rubín Vargas
Rafael Chávez Rivera
Rodolfo Santos Dávila
Roger García
Ana Luisa Ortiz
Alberto López Aroca
Claudia Wenzel
Eduardo Lamazón
Mario Oliva
Rafael Millán Rocha
Rosario Rodríguez Mata
Wendy Gallardo Roth
Ramiro Vázquez Veloz
Ana M. Aragonés
Kiki Lei
José Israel Velarde Villegas
OAM082075
Sandra Grave
Beatriz Molina Hernández
Andrés Aullet
Gina Archo Vargas
Francisco Agraz Martínez
Alberto Pérez Schoelly
Francisco Gallego Aredondo
Julio César Gerónimo Oseguera
Iván Antonio Medina Luna
María González Albo
Mauro García
José Antonio Pérez Becerril
Víctor Hugo Borja
Antonio López Quiles
Luis Mario Corzo
Jorge Botello Juárez
Denis Herrera
Irene Arriola
Antonieta Rubín Vargas
Rafael Chávez Rivera
Teresa Costa Celorio
José Luis Noval Noriega
Araceli Aguilar Tizcareño
Graciela Filippelli
Connie Lepe
Begoña Lecumberri
Michael K. Schuessler
Ana Lozano de Swaan
José Luis Noval Noriega
Araceli Aguilar Tizcareño
Graciela Filippelli
Connie Lepe
Begoña Lecumberri
Michael K. Schuessler
Ana Lozano de Swaan
Mario de Sandozequi
Mayte Noriega
Eduardo Mendoza Rangel
Christian Enrique Tenorio Mesones
Francisco Vidal Armario
Jesús Cobo
Cecilia Herreros Vacas
Nathalie Folch
Dennise Rivera
Diana Campos Borrell
Jordana Vera
Nelly Pérez Islas
Óscar Calahorra Fuertes
Maricarmen Treviño Carrillo
Patricia Thomas González
Luis Bueno Rodríguez
Evelia Ayala
Ana Benito Vinós
Raúl de la Cueva Díaz
El movimiento Zeitgeist México
Fernanda de la Cueva Lombera
Guillermo Leiva
Juan Arturo Brennan
Rodrigo Ibarra
Cuauhtémoc Arce
Adrián Kornhauser
Caurel Lecer
Noel Ulises Quijano Balvin
Marcela Martínez del Río
Rocío Barrionuevo
Roberto González Vázquez
Manuel Rodríguez
Víctor M. Gutiérrez Torres
Víctor M. Jolalpa Escamilla
Mauricio Pecoraro
María de Lourdes González
Jorge Artee Elías Calles
Alvaro de Lachica y Bonilla
Verónica Tlahuitzo Pérez
Alicia Garza
María Cruz Ripoll Quintas
Blanca Hernández Rodríguez
Irma Maciel Lozano
Elia Garza Villareal
Fernando Colchero
Andeea Catana
Elisabeth Morote
Isaac de la Concha García
Juan Antonio Vega Cuevas
Beatriz Sánchez López
Marcos Neumann García
Erika Sánchez Ledesma
José Luis Villegas
Víctor Cuchi Espada
Vanessa Carreón Ortega
Parménides Martínez Acosta
Antonio López Zárate
Rubén Munguía Torres
Arlen Grijalva
Isa Kerlobb Fichman
Juan José Franco Cuervo
Rodolfo Santos Dávila
Mayte Noriega
Eduardo Mendoza Rangel
Christian Enrique Tenorio Mesones
Francisco Vidal Armario
Jesús Cobo
Cecilia Herreros Vacas
Nathalie Folch
Dennise Rivera
Diana Campos Borrell
Jordana Vera
Nelly Pérez Islas
Óscar Calahorra Fuertes
Maricarmen Treviño Carrillo
Patricia Thomas González
Luis Bueno Rodríguez
Evelia Ayala
Ana Benito Vinós
Raúl de la Cueva Díaz
El movimiento Zeitgeist México
Fernanda de la Cueva Lombera
Guillermo Leiva
Juan Arturo Brennan
Rodrigo Ibarra
Cuauhtémoc Arce
Adrián Kornhauser
Caurel Lecer
Noel Ulises Quijano Balvin
Marcela Martínez del Río
Rocío Barrionuevo
Roberto González Vázquez
Manuel Rodríguez
Víctor M. Gutiérrez Torres
Víctor M. Jolalpa Escamilla
Mauricio Pecoraro
María de Lourdes González
Jorge Artee Elías Calles
Alvaro de Lachica y Bonilla
Verónica Tlahuitzo Pérez
Alicia Garza
María Cruz Ripoll Quintas
Blanca Hernández Rodríguez
Irma Maciel Lozano
Elia Garza Villareal
Fernando Colchero
Andeea Catana
Elisabeth Morote
Isaac de la Concha García
Juan Antonio Vega Cuevas
Beatriz Sánchez López
Marcos Neumann García
Erika Sánchez Ledesma
José Luis Villegas
Víctor Cuchi Espada
Vanessa Carreón Ortega
Parménides Martínez Acosta
Antonio López Zárate
Rubén Munguía Torres
Arlen Grijalva
Isa Kerlobb Fichman
Juan José Franco Cuervo
Rodolfo Santos Dávila
Luis Mario Corzo