DENUNCIO: han usurpado mi imagen y mi nombre en internet
Hace varios días recibí la información de que una página de encuestas había usurpado mi identidad mediante un copia de la imagen de mi cuenta de facebook, para escribir un texto -que a todas luces no es mío-, aceptando un premio por contestar una encuesta, que por supuesto jamás respondí.
Pero no se limitaron a cometer el delito de usurpar mi identidad, sino que lo hicieron también con la de un querido amigo fallecido hace varios años, Guillermo Mendizabal, que tiene aún activa su cuenta en facebook.
Como sucede en el mundo actual, y aún peor en el ciberespacio, los caminos para la denuncia son impenetrabales. ¿Ante quién denuncio este delito? La policía se reiría de mí. ¿Cuánto tiempo sobreviviría una página si le llega una demanda? Minutos. ¿Quién está detrás de las páginas? Fantasmas.
Pues sí, estamos expuestos a que pongan palabras y declaraciones en nuestro nombre, sin que podamos hacer nada. Es por esta razón que cada día desconfío más de cualquier información en internet.
Además, cuidado, pues los plagios en el ciberespacio son una epidemia. Hace unos días también me enteré de que un texto mío había sido plagiado de este mismo blog, La cucaracha. Lo reporté a la página en cuestión y se solucionó: a ellos, la plagiaria les habían dado mi texto como suyo y ellos no sospechaban del plagio, por supuesto. Pero llevaba dos meses colgado sin que yo me diera cuenta.
MORALEJA: Pongo en duda toda información que no viene de páginas de probado profesionalismo y que haya consultado ya muchas veces. Y aun así, espero a reconfirmarla en otra fuente. Los blogs de autores anónimos no suelo leerlos, pues desconfío de su información, por supuesto.
Cualquiera puede abrir un blog, una página, un perfil de facebook, de twitter (hay varios con mi nombre y mi imagen que he reportado y vuelven a salir) y poner el disparate que se les ocurra, difamaciones, mentiras o utilizar nuestra imagen para lucrar o para promocionarse, todo sin consecuencia alguna.
"La ocasión hace al ladrón": detrás del anonimato y la impunidad que ofrece el ciberespacio, la gente tiene libertad absoluta de inventar, abusar, difamar y plagiar.